miércoles, octubre 20, 2010

Entre manicomios y bibliotecas

Un coleccionista de libros está en un manicomio acusado de matar a su esposa. Un amigo suyo investiga el caso. Esa es, a gruesos trazos, la trama de El anticuario, primera novela del crítico chalaco Gustavo Faverón.
La relación entre Gustavo y Daniel me hizo recordar la de Humbert de Lolita con su rival siempre con referencias que sólo podían entender ellos. ¿Iba por allí lo que querías hacer?
- No. De hecho, creo que Daniel y Gustavo manejan códigos parecidos y referencias de cierto tipo, pero no manejan nunca una especie de lenguaje privado o mundo de referencias privadas, como ocurre con los personajes de Nabokov. Lo que hay con ellos es una antigua complicidad que se ha roto y que ninguno de los dos sabe cómo reparar.
Un referente que hace recordar el personaje de Daniel leyéndoles a los pacientes del manicomio es el cuento de Borges El evangelio según san Marcos.
- Borges es siempre una referencia. Y aunque no lo haya pensado al hacerlo, es posible. De hecho, estaba dando un curso entero sobre Borges cuando escribí parte de la novela. Daniel leyéndoles a los otros es como el protagonista de El evangelio según san Marcos leyendo la Biblia a la familia de gauchos irlandeses. También es un poco como las escenas de refundación de la sociedad en El señor de las moscas. Sólo que no es un texto sagrado sino un texto de historia delirante, por decirlo así, lo que él lee. Es una memoria personal y una memoria colectiva. Y partes de él están hechos con textos del Informe final de la CVR.
¿Se puede interpretar a Daniel como una metáfora de la clase alta peruana, ensimismada en si misma, que se entera de la guerra interna por las ficciones?
- Daniel no se entera de la guerra por las ficciones: se entera cuando Juliana (Adela) le cuenta las historias de su infancia y de su adolescencia. Es un contacto directo con una víctima. Aunque el texto de la novela puede leerse metafóricamente, no es un texto alegórico, no es esa mi intención. No quiero que los personajes "representen" clases sociales ni nada de eso, quiero que sean personas en sí mismas, aunque escritas en una clave metafórica.
¿El trabajo de investigación que hiciste para Toda la sangre te habrá servido como insumo para parte de este?
- No, a decir verdad, la novela estaba escrita en sus tres cuartas partes cuando hice el trabajo de Toda la sangre. Hay un episodio en la novela en que Juliana (Adela) le cuenta su infancia a Daniel, como te decía. Hasta ese punto, la novela fue escrita en el 2005. Lo restante lo escribí en el 2008. Pero, claro, algunos de los textos de Toda la sangre los conocía ya cuando empecé la novela. Aunque entiendo que se pueda leer la novela en diálogo con ellos, la verdad es que no la escribí conscientemente como una respuesta o una réplica o un complemento a ninguno de ellos.
Tu descripción de Lima es bien generosa, ese trazado en espiral de las calles que describes es más ordenad de lo que es en la realidad.
- Nunca quise describir a Lima. Al contrario, quise evocar la sensación de la ciudad pero construir otra diferente, con un valor simbólico. Un escenario que enrareciera la narración. La novela, eso creo que está claro, no está hecha en clave realista. De hecho, si te pusieras a reconstruir la cronología de la guerra usando las pocas referencias que hay en la novela, encontrarías que no corresponden a la historia real de la guerra interna, en casi nada. Por eso no usé nunca nombres de lugares reales ni nada similar. Sólo hay un par de referencias al quechua, en la palabra única que dice la chica del manicomio. "Huk", que es "uno" en quechua. Nada más. Pero la intención de contar las historias sobre campos de concentración o sobre el terror en ciudades alemanas, por ejemplo, corresponde a la idea de no hacer una novela únicamente peruana. Por ejemplo, la otra palabra quechua, es el nombre del personaje llamado Yanaúma, que significa "cabeza negra". "Cabecita Negra" es también su apodo. Yanaúma significa "cabeza negra". Él cuenta la historia de un nazi llamado Schwarzkopf. y "Schwartzkopf" también significa "cabeza negra". Que es como llamaban a los infantes de marina en partes de la sierra, y a los terroristas en otras partes de la sierra, pero también es como llamaban a los de la SS en zonas de Europa.
¿Habrá sido largo reunir esos datos?
- No, fue interesante, pero no son datos que busqué, sino datos que encontré por azar.
Después de haber hecho critica tantos años, ¿cómo se vive el estar al otro lado?
- No veo otro lado. Siempre que uno siempre escribe está sujeto a las opiniones de los demás. Entiendo, claro, que una novela puede ser vista como algo particularmente personal, pero yo en lo particular veo en términos muy personales todo lo que escribo.
¿Por qué esperaste tanto para publicar una novela?
- Aunque es verdad que podría haberlo hecho antes, me siento contento de hacerlo ahora. He escrito toda mi vida, tengo otras cosas acabadas y muchas sin acabar. Soy autocrítico, si no no me sentiría cómodo siendo crítico con los demás. Con El anticuario siento que estoy dándole a los lectores algo que vale la pena leer. En principio creo que esa debería ser la norma para todos los que escriben. Sólo me entristece que algunas personas a las que quise mucho no vayan a poder leer la novela jamás.

Enlace
Anterior entrevista por su antología Toda la sangre.

No hay comentarios.: