BARCELONEANDO

El Camden friki de las Galeries Maldà de Barcelona

Se venden varitas, pociones, bolsos con ouija. En poco más de un año han abierto 11 tiendas temáticas en las Galeries Maldà. Ya hay quien las llama "el triángulo mágico"

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Ana Sánchez

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Hay más trasiego de criaturas mágicas que en Cuarto milenio. Diez minutos aquí y te ves capaz de atravesar Mordor con cinco anillos encima. Se venden varitas al por mayor, pociones a dos euros, bolsos con ouija. Hasta te puedes sentar en un trono de hierro sin masacrar a los StarkJon Nieve se iría de aquí con la Visa temblando. Hay bebidas que harían resucitar de golpe a toda su familia. ¿Eso es licor de fuego valyrio? Es verde absenta, aunque sabe a orujo. Cuando lo mueves, reluce con deje de encantamiento de principiante.

Hay quien lo llama ya “el triángulo mágico”. Las Galeries Maldà (Portaferrissa, 22) cada vez se parecen más a Camden, el mercadillo alternativo de Londres. “Pero este es de frikismo del siglo XXI”, se ríe la dueña de una de las nuevas tiendas. En poco más de un año han abierto 11 locales temáticos. En breve se inaugurarán otros tres.

Si hay cola, es que estás en Carreró Maldà. Es la primera tienda temática de Harry Potter de España. Un chico con uniforme de Hogwarts, el colegio de magos ideado por J. K. Rowling, pone orden en la puerta sin necesidad de tirar de varita. Sigue las huellas del suelo, te dirá, y llegarás a Carreró Maldà II, la otra tienda de Potter. “¿Ves las huellas?” –te pregunta-. Yo soy muggle [humano sin habilidades mágicas], no veo estas cosas”.

“Cuando me lo puedo permitir –dice emocionado Rubén-, me pongo en un rincón y lloro por dentro”. Rubén Sánchez es el fundador de Reino de juguetes. Lleva bufanda a rayas de estudiante de mago, pero a quien tiene tatuada en el brazo es a La Sirenita. Abrió Reino de Juguetes hace cuatro años online, él solo desde casa. Ahora tiene cinco tiendas en las Maldà con 25 empleados.

Y todo porque un día se tomó un café en la plaza del Pi y miró hacia las galerías. “Esto es un desierto”, le dijo una compañera. Pero él llamó. El contacto fue “complicado”, recuerda. “El barón Maldà dividió la herencia en cuatro, como las casas de Hogwarts”, se ríe. “Pero al final –continúa- contacté con un administrador que nos quiso ayudar”. Y en octubre del 2017 abrió la primera tienda de Harry Potter. Tuvieron colas de tres horas. 

En marzo llegó el invierno de Juego de tronos. Abrió Thronestore BCN: entre dragones y lobos, encuentras hasta una réplica de la corona del rey Robert y un trono de hierro para selfis.

Funko Barcelona se inauguró en abril. Aquí encuentras personajes de todo tipo -hasta la difunta Laura Palmer- versión Funko pop: esos muñecos cabezones de ojos redondos.

A las dos semanas, subió la persiana KameHame Shop. “Es la única tienda que existe de Dragon ball”, garantiza Rubén. Incluso te puedes subir en la nube Kinton en la que volaba Son Goku.

En septiembre, Reino de juguetes estaba abriendo su quinta tienda temática en las Maldà: la segunda de Potter. “Cuando vinimos aquí –recuerda Rubén-, veníamos disfrazados y en las galerías éramos los frikis. Ahora los raros son los demás”. En tres meses, el número de tiendas se duplicó.

Desde octubre, se puede salir de aquí con unas alas de mariposa puestas o un sombrero de bruja. Llegó a las galerías el Costurero real. Hace 10 años que vende online moda y bisutería artesana de cuento de hadas. “Yo me vine porque le veía mucho potencial y el proyecto de Rubén me gustaba mucho –cuenta María Ángeles Guisado, Alassie en el mundillo-, pero confiaba en que no fuera la única”.

“A la inauguración vinieron todos los artesanos –recuerda-. Les dije: ‘Este sitio tiene unas posibilidades maravillosas”. Y el 15 de diciembre abrieron cinco tiendas de golpe. “Ha sido difícil –añade-, pero los dueños al final entendieron el proyecto”.

Alassie abrió otra tienda: Uchronic Time, donde lo mismo encuentras un boli con escoba de bruja que un astrolabio. Steampunk y curiosidades de estética retrofuturista, a lo Mad Max.

En el mismo pasillo está Cadmium Rose: moda gótica y joyería antigua con aire Mata Hari. Así es la estética de la danza tribal, cuenta Nur, que también es bailarina: nada que ver con tribus, “es una revisión moderna de la danza oriental”.

Enfrente te puedes armar con espadas sierra y hachas calcadas de videojuegos. Propcorn vende “productos especiales”, así los llama su creador, Jafet Leonardo. “Como los FX de las pelis, pero en objetos”, compara. 

En la tienda de al lado, una chica está recogiendo un pedido para su madre: son unas bragas con un Pikachu con cara de sorpresa. “Me he hinchado a venderlas porque apareció en un meme”, dice Amalia de los Santos, la dueña de Geek Skin. Aquí se ven todo tipo de estampados frikis en ropa interior y de bebé.

Al otro lado del pasillo, un chico pregunta por una máscara de punto con tentáculos. Es la versión friolera de Cthulhu, un personaje de Lovecraft. “Nos lo compra gente que o hace snow o va a atracar un banco”, se ríe Axel. Esto es Kutuleras BCN. Empezaron haciendo muñecos de croché (mediante la técnica amigurumi). Se ve mucho tentáculo, calendarios de “otro año que no vas al gimnasio” y tazas de terror: AlienThe walking dead, “Tu jefe es gilipollas”.  

Una tienda de suvenires ya se está amoldando a estos tiempos fantásticos y empieza a llenarse de cubos de Rubik. El objetivo: “Que esto se convierta en referencia”, apunta Alassie. De hecho, organizarán eventos temáticos todos los meses. El primero, el día 19, será de la ley seca.

Ya son 11 tiendas temáticas. Y prevén abrir tres más, entre ellas, una de Star wars. Así que se da por hecho que esto irá a más. En pocas galerías la Fuerza te acompaña al pagar.